Jorge Garcés B.
Leer y escuchar a quienes piensan distinto es la mejor manera de conocer al contrario y, además, es humanamente enriquecedor. El periodista Walter Lippmann decía que: “cuando todos piensan igual, es que ninguno está pensando”. En esas anda el petrismo, que nunca había gobernado la presidencia del país y los empresarios, que nunca habían tenido que entenderse con un gobierno de izquierda en la Casa de Nariño.
Mi tesis es que el Frente Nacional terminó hace un año con la elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia y no en 1974 como la historia lo indica. Y mi segunda tesis es que el Frente Nacional se transformó en un Frente Cultural que todavía sigue vigente, explicando por qué no hay contradicción entre las dos tesis.
Me explico: cultura es todo lo que hace el ser humano. Es decir, todo lo que no existe por sí solo. Por eso la cultura debería servirle a la vida y no al negacionismo de los guerreros o de quienes no están a la altura de los conflictos políticos modernos y que todavía siguen disparando desde la manigua y entre las nubes de mosquitos.
La cultura es todo lo que transmite la actividad humana, pero su fin trasciende al hombre y no siempre mejora las condiciones materiales de la existencia. Entonces, cultura es el hombre desenvolviéndose dentro de su propia envoltura. Por lo tanto, el universo cultural donde nos encontramos cambia según la cultura y cambia la relación que establecemos con nosotros mismos, el entorno y las demás formas de vida. Así se transforma el mundo físico de las ideas, trabajando para, por ejemplo, enriquecer la cultura, intervenirla o cambiarla por otra.
Sin embargo, “no hacer nada” también supone una dimensión cultural, donde, por ejemplo, la estética, el espíritu, el ocio, las quimeras y lo inútil (entiéndase el arte) hacen parte del trabajo del hombre o del mundo del trabajo, donde incluso las culturas suelen compararse y competir conflictivamente unas con otras. Otro elemento para tener en cuenta es el espacio, porque el lugar no sólo determina el tiempo, sino la arena donde se llevará a cabo el eventual choque de civilizaciones.
Ahora bien, los cambios culturales, cuando ocurren por fuera de la batalla, suelen ser lentos. No obstante, hoy son mucho más dinámicos que antes, porque el paradigma de la ciencia se convirtió en una ingeniería civil aceptada por casi todos nosotros. De tal manera que, el mundo pasó de la resistencia y del aislamiento cultural, a la necesidad del cambio cultural. Por consiguiente, el cambio se volvió una cultura, a pesar de ser una amenaza para la conservación de la misma.
En otras palabras, la vida produce cultura y la cultura nos cambia la vida. De ahí que vivir es en esencia una batalla cultural, donde nosotros somos criaturas y creadores a la misma vez. Descartes decía: “Antes de mí, nadie”. Y Luís XIV sentenciaba: “Después de mí, el diluvio”. ¡Somos abominablemente interesantes!
Por si fuera poco, y parafraseando a Walter Benjamin, inventamos el tiempo y hoy lo padecemos, porque ya no hay quién lo detenga. Estamos ante un mundo que destruye para crear lo nuevo y crea para destruir lo viejo. Afortunadamente el arte sigue siendo un referente poderoso e históricamente temido por dictadores y autócratas. No obstante, la cultura es una tragedia, porque se nutre de homogenizar y de devorarse a otras culturas.
Para concluir y tratar de aterrizar el concepto de cultura: ¿Acaso la violencia, la revolución y el paramilitarismo no son expresiones culturales? La cultura del narcotráfico, por ejemplo, fue la que lamentablemente le otorgó a Colombia un lugar en el mapa del mundo. Lo que trato de decir con esto es que el problema de Colombia es cultural, a pesar de la ventaja que supuestamente representa nuestra diversidad en esta materia.
Para el sociólogo Boaventura de Sousa, los países de América del Sur hacen parte de Occidente, pero todavía no están completamente occidentalizados. Esto abre una oportunidad para reconocer saberes propios y desarrollar una noción de cultura lo suficientemente fuerte, que nos ayude a construir un proyecto de país, que sepa atravesar geográficamente el corazón de los colombianos.
DOCUMENTO DE CONSULTA
LAJE, AGUSTÍN. “La Batalla Cultural. Reflexiones críticas para una Nueva Derecha”. HarperCollins S.A. de C.V. Ciudad de México, 2022.
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