LANZA DEL SUR
- Jorge B
- 12 dic
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Jorge Garcés B.
Dicen que el acecho de Estados Unidos a Venezuela podría tener algo que ver con la estruendosa derrota de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en Pokrovsk, Ucrania o para ocultar el “Epsteingate” y el hecho de que Israel no está respetando el cese al fuego en Gaza; que los colonos en Cisjordania siguen haciendo lo que les da la gana y que en el sur del Líbano y Beirut continúan los bombardeos.
Ahora bien, el sentido común sugiere que Estados Unidos simplemente quiere expulsar a Rusia, China, Irán y a la India del mar Caribe, dado el pulso que viene librando con ellos en los BRICS (países emergentes en un espacio alternativo al G7) y ante el surgimiento de un nuevo orden mundial, multipolar y multicéntrico, donde el vicepresidente J.D. Vance está a cargo de Ucrania y el secretario de Estado Marco Rubio de Venezuela.
Lo cierto es que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana tiene alrededor de 123 mil soldados activos y de los 4.5 millones de milicianos de los que tanto alardea la dictadura se calcula que en realidad son 200 mil paramilitares, incluyendo a las guerrillas colombianas. De tal manera, que Estados Unidos no podría invadir a Venezuela como lo hizo con Panamá y Granada. Sin embargo, esa no es la idea y tampoco está en los planes del Comando Sur.
Por lo tanto, todo parece indicar que el escenario más factible sería el de bombardear a Venezuela como Israel lo hizo con Hezbolá. El bombardeo podría ser “soft” y quirúrgico o “hard” y masivo. En caso de ser “hard” y masivo, Estados Unidos bombardearía aeropuertos, bases militares y radares. En todo caso, una intervención militar en suelo venezolano podría desatar desde una guerra civil hasta la desestabilización de la región entera.
De modo que a Trump se le podrían complicar las cosas por su imperiosa necesidad de dar un golpe de opinión, porque internamente tiene muchos problemas. En consecuencia, una eventual intervención militar de Estados Unidos en Venezuela se daría por Anzoátegui, porque allí están las principales instalaciones petroleras, la salida del crudo por el Orinoco y donde hace presencia la empresa petrolera Chevron Corporation.
Ahora bien, la isla Margarita tiene alrededor de 500 mil habitantes y entre ellos se estima que viven más o menos 12 mil miembros de Hezbolá. En cualquier caso, me cuentan que entre la isla Margarita, Puerto Píritu, Puerto La Cruz, Cumana, Carúpano y la Guaira se encuentran uno de los lugares más paradisiacos e inexplotados turísticamente del mundo.
El hecho es que estamos ante el despliegue naval más grande desde la Guerra del Golfo en 1991, porque las reservas convencionales y no convencionales de petróleo que tiene Venezuela así lo requieren. Además, Venezuela es muy rica en oro, arenas negras, tierras raras, gas, hierro y bauxita. Este último es un mineral indispensable para la producción de aluminio. Mejor dicho, cualquier río de Venezuela es una tabla periódica y cualquier montaña una mina de oro. Cabe mencionar que las reservas de petróleo en Venezuela están en Guyana, Maturín, Valencia, en el Arco Minero del Orinoco y los campos de gas están en la plataforma continental costa afuera.
Por otro lado, la infraestructura militar de Estados Unidos actualmente en el mar Caribe consta de: la sede del Comando Sur en Miami. La Base naval de Guantánamo y otra base naval en las Bahamas. Dos bases terrestres en Puerto Rico. Una base aérea en las Islas Vírgenes, otra en Honduras y tres centros de apoyo para operaciones militares en El Salvador, Aruba y Curazao. En cuanto a las unidades desplegadas en el mar Caribe, todas se mueven constantemente entre República Dominicana, Barbados y Aruba. Es decir, que están muy cerca de la costa venezolana.
Dicho esto, el Premio Nobel de Paz otorgado a María Corina Machado es un espaldarazo para que la democracia y los derechos humanos regresen a Venezuela. Sin embargo, el Premio Nobel de Paz no tiene poderes mágicos, aunque traiga consigo una carga simbólica y narrativa muy importante. En Oslo, por ejemplo, reconocieron la lucha de una mujer que lleva más de dos décadas denunciando la barbarie chavista y la dictadura de Maduro.
Por eso, es tan lamentable que Colombia haya dejado de ser un territorio seguro para la oposición democrática en Venezuela y que haya dejado de ser el muro de contención para detener el proyecto expansionista del régimen venezolano en la región. Así que produce una enorme tristeza y una gran vergüenza que el gobierno de Colombia descalifique a María Corina y le ofrezca asilo político al dictador Nicolás Maduro. Por lo visto, este no es un detalle menor y explicaría porqué María Corina no salió por Colombia para llegar a Noruega.
De manera, que Gustavo Petro no está entendiendo lo que está pasando en el mundo. Me refiero al cambio en la política exterior y en la política de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Por ahora, Colombia la está sacando barata, pero a Gustavo Petro se le podría empeorar su situación personal. Afortunadamente, el mundo está reconociendo la enorme valentía de María Corina y la necesidad inmediata de un gobierno de transición para Caracas. Mientras tanto, ojalá que María Corina no regrese a Venezuela, porque su liderazgo es mucho más útil desde la libertad y sin que un aparato represor y una lógica totalitaria ponga en riesgo su vida.







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