Jorge Garcés B.
No hay crimen perfecto y María Corina Machado lo sabía. El régimen la subestimó y, aunque la inhabilitó para ser candidata presidencial, la dejó suelta mientras ella recolectaba más del 80 % de las actas con los códigos de seguridad QR y las firmas de los jurados de votación; para demostrar que Edmundo González Urrutia había ganado por un amplísimo margen las elecciones presidenciales en Venezuela.
Las actas son públicas y ya no hay manera de negar que hubo fraude. Esta vez la dictadura venezolana no podrá salirse tan fácilmente con la suya. Y si el régimen llegase a capturar a María Corina Machado, la gente se desbordaría en la calle como nunca y los militares se partirían como dos océanos que no saben mezclarse entre sí.
Así que, el señor Maduro deberá evaluar bien las cosas: negocia su salida en los próximos meses, aprovechando los “buenos oficios” de Brasil, México y Colombia o terminará tarde que temprano como Gadafi. Infortunadamente, creo que Nicolás Maduro utilizará esta oportunidad para tratar de ganar tiempo de la misma manera que utilizó a Estados Unidos en el “Acuerdo de Barbados”. Entre otras cosas, hasta cuándo la comunidad internacional va a permitir que el régimen de Maduro la siga tratando como una boba.
Es un absurdo y un despropósito que, después de las actas presentadas y publicadas en las redes sociales por María Corina Machado, algunos líderes políticos insistan en solicitar auditorías, actas y el reconteo de votos por parte de los sinvergüenzas del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela; ignorando, por ejemplo, que se demoraron cinco días para presentar un mísero segundo boletín.
Ahora bien, si a María Corina Machado la llegasen a encarcelar, porque su valentía y patriotismo no la deja huir, no veo quién tenga la fuerza política y el arrojo para continuar una pelea tan desigual. No obstante, en caso de que la dictadura cometiera ese error, esto la convertiría en mártir. En otras palabras, en la fuerza y el impulso que necesita la oposición democrática para sepultar literalmente al régimen de Maduro para siempre del suelo de Venezuela.
Digo esto, porque coincido con quienes afirman que María Corina Machado se ha convertido en una madre tratando de reunificar a las familias venezolanas. No olvidemos que hay alrededor de 8 millones de venezolanos regados por el mundo, de los cuales a sólo 70 mil de ellos se les permitió votar. Y este régimen, no sólo ha separado a las familias, sino que hay toda una generación de jóvenes venezolanos que no saben lo que es vivir en democracia.
Sin embargo, no veo a esta camarilla de delincuentes negociando tan fácilmente su salida. Estamos hablando de una dictadura militar y es muy probable que una eventual salida negociada no dependa exclusivamente de Maduro sino, por ejemplo, de Diosdado y Padrino López. Además, la dictadura cuenta con el apoyo de Rusia, China e Irán. Las sanciones económicas ya no son tan efectivas como antes y María Corina Machado, desde la clandestinidad, es la última carta que le queda a los sectores democráticos del país.
Además, no nos equivoquemos, el chavismo es hoy una fuerza política minoritaria, pero inobjetable en Venezuela. Así que, pueden tumbar todas las estatuas de Chávez que quieran, pero eso no quita que haya alrededor de 3 millones 500 mil chavistas que son leales al régimen. Increíble, pero cierto, porque estamos hablando de cómo la nación más rica de la región aumenta su confrontación y se empobrece. Entre otras cosas, el dictador Nicolás Maduro ha perdido apoyo popular. Es decir, capital político, porque legitimidad no tiene. Por ejemplo, hubo Estados en Venezuela donde el dictador Maduro no ganó ni en una sola mesa de votación.
En todo caso, la cuestión es cómo arrebatarle el apoyo militar a Maduro. Jaime Bayly propone mejorar la recompensa por el dictador. Otros proponen comprar a los militares y pensar en la posibilidad de un paro nacional. Sería una manera de protestar, pero canalizando la rabia y el dolor de una forma distinta para que el régimen no siga masacrando a jóvenes inocentes en las calles de Venezuela. El problema es el hambre y el chantaje que el régimen tiene implementado con el “carnet de la patria” y los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) para comprar el apoyo de los más pobres, regalándoles migajas y comida en mal estado.
Por otro lado, el presidente Petro está buscando una salida negociada para Maduro e hizo que Colombia se abstuviera de votar en contra del régimen en la más reciente resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), argumentando que Venezuela ya no hace parte de la OEA y que no estaba presente para poderse defender en la redacción y posterior votación del texto.
Para redondear el asunto, estas son las cinco razones que podrían explicar, pero no justificar la manera como está actuando el presidente Gustavo Petro ante el fraude en las elecciones presidenciales de Venezuela. Primero. Gustavo Petro se quiere desmarcar de la política exterior de Iván Duque, porque entiende que cuando dos países limítrofes pelean, las personas que viven al lado y lado de la frontera son las que más sufren. Segundo. No quiere darle esa papaya a Maduro para que utilice a Colombia como cortina de humo. Tercero. Quiere impedir una nueva ola de migrantes de Venezuela hacia Colombia. Cuarto. Necesita a Maduro para hacer la paz con el ELN. Quinto. El presidente Petro sabe que esta vez es muy probable que la dictadura de Maduro se caiga solita, porque María Corina los agarró “con las manos en la masa”.
LANZA LLAMAS:
No le fue nada bien al presidente Petro en la más reciente encuesta de Invamer para Noticias Caracol y Blu Radio. Bajó la aprobación y aumentó la desaprobación del primer mandatario, aunque muy levemente. El jefe de Estado mantiene un apoyo del 30 % de la población. Los colombianos siguen considerando que vamos por mal camino. La percepción de seguridad registra una mejora, en parte gracias a la gestión de los alcaldes de las principales ciudades del país y la economía se posiciona como el principal problema de los colombianos.
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