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SIRIA

Jorge Garcés B.

 

 

Para entender lo que está pasando en Siria habría que remontarse al final del Imperio otomano y a la operación militar del pasado 27 de noviembre por parte de los yihadistas (salafistas y wahabitas) que nunca fueron desarmados por Turquía en el 2020; para poner fin a la crisis del noreste de Siria e incumpliendo el acuerdo de Astaná entre rusos, turcos e iranís. En el noreste de Siria está la provincia de Idlib, donde Turquía es el que manda desde que el régimen de Bashar al-Ásad perdió el control en el 2015. A partir de ese momento en la provincia de Idlib se comenzó a vivir mejor que en Alepo y en Damasco.

 

Ahora bien, Turquía no desarmó a las milicias musulmanas, porque tenía y sigue teniendo un enfrentamiento con los kurdos por el control de la frontera sur y, porque utiliza a los yihadistas como fuerzas paraestatales. Entonces, los kurdos son apoyados por Estados Unidos en el noreste de Siria, a pesar de que Turquía también es miembro de la OTAN.

 

Lo cierto es que el pasado 27 de noviembre los yihadistas lanzaron un ataque sobre la ciudad de Alepo, pero con la sorpresa de que no encontraron resistencia. No hubo un solo combate. Nadie entiende qué pasó, pero lo mismo ocurrió ciudad por ciudad mientras avanzaban. Los únicos que intentaron en un principio frenar a los yihadistas fueron los rusos, pero 11 días después cayó el régimen de Ásad.

 

Nadie se explica cómo 300 mil soldados sirios, más las milicias chiíes y tribales de Siria no hicieron un solo disparo. No hubo un general o un coronel dispuesto a dar la batalla. Los partidos políticos y las élites sirias tampoco se inmutaron. Es tan raro y confuso el panorama de Siria que el régimen de Ásad sigue en Damasco. El primer ministro sigue a cargo del gobierno y continúa en funciones. Además, la transición hasta ahora ha sido completamente pacífica.

 

Algunos señalan a la reunión de Doha, donde estuvieron Turquía, Rusia, Irán, Egipto, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, entre otros países árabes para hablar sobre Siria sin que Siria estuviera presente y sin que ningún país occidental estuviera. En otras palabras, hubo un golpe de Estado. A los militares los compraron, pero nadie sabe a ciencia cierta quién o quiénes los compraron. Un general sirio gana 40 dólares al mes y un soldado gana miserables 4 dólares. Mientras tanto, un yihadista gana 200 dólares mensuales.

 

Sin embargo, no por eso tumbaron a la dictadura despiadada y hereditaria de Ásad, porque la situación es mucho más compleja. De cualquier manera, Ásad lleva más de 15 días sin decir nada y asilado en Rusia, porque todo parece indicar que desde la reunión de Doha el futuro inmediato de Siria ya lo habían decidido otros.

 

Detrás del golpe de Estado seguramente estuvo Turquía tratando de sacarle ventaja a Irán. También es probable que los turcos quisieran disminuir la amenaza kurda y/o expandir su influencia hacia los países de Asia Central. Por supuesto, que Turquía también querría aprovechar esta situación para controlar Siria y reactivar el gaseoducto desde Qatar hasta Turquía, pasando por Siria para suministrarle gas, junto a los rusos y Azerbaiyán a toda Europa.

 

En otras palabras, el gas de Europa quedó en manos de un régimen islamista. Desde Estambul se controlará el gas ruso que viene del mar Báltico, el gas que viene del mar Caspio y el gas que se extrae del mar Negro. Eso sí, las élites sirias tuvieron que estar involucradas en el derrocamiento de Ásad y los mismos de siempre probablemente también. Me refiero a Francia, Estados Unidos e Inglaterra.

 

Por otra parte, la caída de Ásad aisló a Hezbolá de Irán, otorgándole una ventaja estratégica a Israel para que amplíe su control territorial en los Altos del Golán. Es decir, en la frontera de Israel con el Líbano, Jordania y Siria. Así que los más perjudicados son los palestinos, porque les cortaron sus líneas de logística y abastecimiento; pero no deja de ser un misterio que la caída de la dictadura de Siria haya sucedido justo un día después de la tregua entre Israel y Hezbolá.


En todo caso, esto evidencia que históricamente o por lo menos en las últimas siete décadas los países árabes han sido incapaces de unirse para defender sus intereses y tener una geopolítica propia. Siria, por ejemplo, era una parte fundamental del eje de la resistencia para proteger a los palestinos de Israel. Por lo tanto, la diferencia entre Israel y el resto del mundo árabe es que los judíos tienen discrepancias, pero se mantienen unidos, porque saben que su sobrevivencia depende de eso.  

 

Mientras tanto, Israel está aprovechando la caída de Damasco e intentará quedarse con un pedazo de Siria. Recordemos que el Gran Israel consiste en quedarse con una parte de los territorios del Líbano, Egipto, Arabia Saudita, Jordania, Irak y Siria. Claro que si Israel no pudo con la incursión militar en el Líbano, mucho menos va a poder ocupar el sur de Siria. Por otro lado, en Turquía también se está hablando de volver a unificar al mundo turco. Me refiero a Azerbaiyán, Turkmenistán, Uzbekistán y todas las culturas turcas que hicieron parte de la antigua Unión Soviética desde Asia Central y hasta el norte de África.

 

En otras palabras, se está hablando de crear un nuevo imperio neo-otomano y, además, Turquía también estaría interesada en quedarse con una parte del norte de Siria, aunque por lo pronto una guerra con Israel no parece estar en sus planes. Permítanme recordar que Rusia apoyó el desmembramiento del antiguo Imperio otomano, a principios del siglo pasado en 1922. De cualquier manera, Irán a su vez está intentando de mantener a Irak, Omán y Yemen estables, mientras profundiza los acuerdos con Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, dado que Turquía es hoy la gran potencia regional. Turquía es después de Estados Unidos el país más poderoso de la OTAN, mucho más que Francia y Alemania.

 

Al mismo tiempo, el ejército libanés quiere ser quien de ahora en adelante controle la frontera con Israel, porque Hezbolá quedó reducido a su mínima expresión, muy debilitado y sin la capacidad militar para sostener una guerra prolongada. De tal manera, que la resistencia libanesa podría comenzar a mirar hacia África y el mar Índico, dejando a su suerte y más solos que nunca a los palestinos. Por lo pronto, todos estos acontecimientos parecieran ser el fin del panarabismo o del nacionalismo árabe que propone la unidad entre los países de la región.

 

Gamal Abdel Nasser fue un militar y estadista egipcio que impulsó esta ideología del socialismo árabe. Gadafi, por ejemplo, siguió la misma línea de Nasser. Ahora bien, Argelia podría ser la próxima pieza en caer y si me apuran Egipto e Irán podrían eventualmente correr con la misma suerte. Cabe señalar, que Siria ha sido un camino entre el Medio Oriente y Europa, entre India, China y el Viejo Continente. Los romanos, los asirios y hasta Alejandro Magno, todos han transitado por Siria y han conocido sus costas sobre el mar Mediterráneo y frente a Chipre.

 

Vale la pena decir, que Estados Unidos también tiene bases militares en Siria, pero están en el noreste del país, justo donde están los campos petroleros y desde donde le vende petróleo de contrabando a Turquía con la complicidad de los kurdos. En todo caso, desde el año 2011 y cuando comenzó la Primavera Árabe, Estados Unidos promovió el derrocamiento de la despiadada dictadura de Siria, que era antiisraelí, pero no antioccidental.

 

Y para nadie es un secreto que grupos terroristas como ISIS, Al Qaeda o el Estado Islámico, entre tantos otros que promueven un califato mundial, todos fueron fundados y financiados por Estados Unidos desde la época de Ronald Reagan. Desde entonces, Estados Unidos los mueve por el Medio Oriente según sus intereses inmediatos. A la mayoría de estos extremistas nada los une y todo los desune. Se odian por cosas que pasaron hace 300 años y las potencias occidentales se aprovechan de las absurdas diferencias entre unos y otros.

 

Ahora bien, Rusia ha sido un aliado estratégico de Siria desde la Antigua Unión Soviética y entre los años 2015 y 2017, gracias a los rusos fue que Ásad pudo cambiar la correlación de fuerzas con los yihadistas, de lo contrario ya lo hubieran tumbado hace mucho tiempo. Luego, vino un periodo de calma para la dictadura de Ásad hasta que, hace unos días, de repente fue derrocado por el hombre más buscado del FBI. Posteriormente, en una entrevista para CNN dijo estar arrepentido de cortar cabezas en el pasado.

 

Lo que quiero señalar con todo esto es que aquí no hay buenos ni romanticismo que valga para tratar de entender la barbarie y el caos. Por eso, tratar de entender quién es quién y para quién trabaja en el Medio Oriente es prácticamente imposible. No obstante, ahora se viene lo difícil, porque gobernar a Siria seguramente será el comienzo de nuevas diferencias irreconciliables.

 

Además, el país va rumbo a balcanizarse o a fragmentarse entre países, etnias y tribus, porque sin la dictadura de Ásad la paz religiosa también tiende acabarse. Si bien es cierto que el régimen de Ásad era una dictadura despiadada, al nuevo gobierno le gusta cortar cabezas y nadie sabe que rumbo todo esto vaya a tomar. No olvidemos que Hayat Tahrir al Sham es una organización terrorista, tan extremista como ISIS o Al Qaeda.

 

Recapitulemos: en Siria están los turcos y su confrontación con los kurdos y a su vez los kurdos están aliados con Estados Unidos en la zona petrolera y gasífera del país. Es decir, en el noreste y en la frontera con Turquía. Por otro lado, están los yihadistas que antes cortaban cabezas y que hoy se preparan para gobernar a Siria con el beneplácito de Occidente.

 

Lo cierto es que la situación en Siria está en pleno desarrollo. Cualquier cosa puede pasar. Por lo pronto, en las zonas controladas por los extremistas se impondrá el sistema legal de la sharía islámica para ser interpretada por unos bárbaros. Por eso es incomprensible que Occidente y sus medios de comunicación hayan celebrado el fin de una despiadada dictadura hereditaria para que ahora gobiernen unos señores que cortan cabezas.

 

De tal manera, que la realidad de Siria va camino a empeorarse. Por ejemplo, en estos momentos hay enfrentamientos entre los kurdos y los yihadistas en el noreste del país, donde está el petróleo, el gas y las bases norteamericanas. Y en la zona costera del mar Mediterráneo, se rumora de un acuerdo entre los musulmanes extremistas y Putin para que Rusia pueda mantener sus bases militares hasta el 2066, a cambio de una gruesa suma de dinero. Esto, por ejemplo, tampoco se lo esperaba Estados Unidos y todo parece indicar que también se negoció en la pasada reunión de Doha.

 

Lo cierto es que Turquía tendrá un régimen títere en Damasco, pero existe una enorme posibilidad de que se conforme un Estado kurdo en el noreste de Siria y que podría provocar un nuevo conflicto con Turquía. Estamos hablando de una rica región petrolera y en campos de trigo, que comparte frontera con Jordania y el norte de Irak. Aquí podría estar naciendo un Estado y un nuevo problema regional, porque además tendría una frontera con el noroeste de Irán.

 

Por si fuera poco, hay bastiones del ejército sirio que en las últimas horas han anunciado el comienzo de una guerra de guerrillas en las montañas de Latakia y en la ciudad costera de Tartús, donde se encuentra el segundo puerto más importante de Siria después de Latakia. Como puede verse, esto es la geopolítica del caos y estamos ante un escenario muy parecido a lo ocurrido en Libia, Sudán y Somalia. Además, porque lo acontecido en Siria no estaba en los planes de nadie. Por ejemplo, es posible que el ataque de los yihadistas a Alepo haya sido para abrirle un segundo frente a Rusia, vaya uno a saber.

 

De cualquier manera, el comandante de ISIS en Siria es el fundador de Al Qaeda en Sham y hoy es el máximo exponente de una Siria supuestamente libre para los occidentales. Por eso, no se entiende la pontificación del yihadismo islámico por parte de los medios de comunicación. No obstante, Siria es tan sólo una batalla más mientras se define si el mundo seguirá dominado exclusivamente por Estados Unidos o si su liderazgo lo tendrá que compartir con Rusia y China. Entre tanto, la paciencia estratégica de los chinos podría comprometer la Ruta de la Seda. Es decir, su conexión con el mundo mediterráneo para el intercambio de mercancías.


Lo cierto es que Putin eligió a Ucrania por encima de Siria, porque Volinia Occidental hace parte de la configuración del nuevo orden, mientras que Siria es más una consecuencia de lo anterior. Continuará…

 

LANZA LLAMAS:

 

Ojalá que la Mechita pueda remontar un marcador adverso de 3-1 frente a Atlético Nacional el día de mañana en la final de la Copa BetPlay 2024. Tenemos nómina, pero lamentablemente el Polilla Da Silva, ídolo del onceno rojo no ha encontrado el equipo a lo largo de todo el semestre. Será difícil como todo lo que rodea a la pasión de un pueblo, pero le haré fuerza y todo mi apoyo al amor de mis amores.

 

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