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LA CUMBRE TRUMP/PUTIN

  • garcesbjorge
  • 16 ago
  • 4 Min. de lectura

Jorge Garcés B.

 

 

Había demasiadas expectativas sobre la cumbre de los señores Trump y Putin en Alaska, porque estaba de por medio la posibilidad de una guerra nuclear y la Tercera Guerra Mundial. Por lo tanto, esta reunión no era sobre Ucrania, era sobre mucho más que Ucrania, aunque los demócratas adjetiven todo lo que quieran y los medios israelís editorialicen con sus titulares de prensa; porque la restauración de las relaciones bilaterales entre Rusia y Estados Unidos es una victoria para la humanidad y un triunfo para todos.

 

Sin embargo, Putin no quiere la paz y Trump sólo quiere el Premio Nobel de la Paz. Por consiguiente, el antes y el después del encuentro entre ambos mandatarios fue una obra de teatro. Una puesta en escena para hablar sobre negocios y la cooperación entre las dos naciones. La verdad es que a Trump no le importa Ucrania. Para él esta es una guerra del expresidente Biden, los demócratas y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que, entre otras cosas, Rusia hace mucho tiempo derrotó.

 

Por otra parte, a Putin sólo le interesa que Estados Unidos le levante las sanciones y que deje de enviarle armamento a Zelenski para acortar los tiempos de la guerra. Entre otras cosas, en Ucrania se está librando una guerra entre Rusia y la OTAN, no entre Rusia y Ucrania. Simultáneamente, el rotativo turco Aydinlik informó hace pocas horas que el círculo más cercano de Zelenski viene sacando 50 millones de dólares mensuales a bancos en Emiratos Árabes Unidos. Mientras tanto, los británicos vienen bombardeando la central nuclear de Zaponiyia, la mayor central nuclear de Europa en el sur de Ucrania. Mejor dicho, los ingleses vienen llevando a cabo ataques de falsa bandera con la intención de responsabilizar a Rusia de un posible desastre nuclear.

 

De cualquier forma, el nodo de la guerra en estos precisos momentos se está librando en la ciudad de Pokrovsk (Donetsk) en el sureste de Ucrania y si las tropas rusas logran superar este bastión, perfectamente podrían llegar al río Dniéper sin la necesidad de que Kiev tuviera que caer. Para algunos Putin está jugando con Ucrania con el único objetivo de poner en marcha su economía. Es decir, que está utilizando la guerra para aumentar la demanda de bienes y servicios militares, modernizarlos e invertir en infraestructura para generar empleo.

 

Por otro lado, Rusia se muere de ganas por hacer llavería con Estados Unidos para repartirse el Ártico entre los dos. Es decir, aprovechar el deshielo del Polo Norte para que Estados Unidos ponga la plata y Rusia los 10 o 12 barcos rompehielos atómicos, más sus puertos estratégicos con el objetivo de explotar los recursos naturales no renovables, como el gas, el petróleo y las tierras raras en la corteza terrestre de esa región. Y estoy completamente seguro de que a Estados Unidos le interesa esa propuesta, porque viene teniendo problemas para conseguir los elementos químicos necesarios para fabricar productos tecnológicos y armamento militar sin depender de China.

 

De manera que, la cumbre Trump/Putin sepultó la agenda verde para el inmediato futuro y dejó para después cualquier tratado de paz vinculante. Más bien, se vislumbra la creación del G-3. Es decir, la alianza entre Estados Unidos, Rusia y China para la desnuclearización del mundo después de la guerra en Ucrania y para establecer el nuevo orden mundial o rehacer el derecho internacional.

 

Al mismo tiempo, los rusos quieren volver a comercializar en dólares y volver al sistema SWIFT (The Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication) para reinsertarse nuevamente en la economía occidental. Entre otras cosas, a la gente se le olvida que Rusia siempre se ha sentido asímisma como una nación europea, aunque los europeos la sigan rechazando y también se olvida con frecuencia de que la Unión Soviética hizo parte de la Gran Alianza, junto a Estados Unidos y Gran Bretaña para derrotar a Alemania, Italia y Japón en la Segunda Guerra Mundial.


Otro punto para señalar es que la cumbre Trump/Putin demostró que Rusia no está aislada y evidencia el importante momento que vive Eurasia, no sólo por el desarrollo tecnológico, sino por las importantes cumbres que se avecinan en esta región del mundo. Ahora bien, no creo que este histórico encuentro vaya a mejorar la favorabilidad del 38 por ciento que tiene el presidente Trump en las encuestas, a pesar de ser el mismo porcentaje que llegó a tener el expresidente Biden en su peor momento y que está poniendo en riesgo a la mayoría republicana en el Congreso.

 

Lo cierto es que la cumbre tuvo dos agendas. La entregada a los medios con cinco grandes temas: el petróleo, el Ártico, las tierras raras, el Estrecho de Bering y el Tratado START o el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas y la agenda oculta que iremos descubriendo con el tiempo. Por ejemplo, con las reacciones de la OTAN y el devenir de la política doméstica norteamericana.

 

Para concluir, Putin tiene todo el tiempo del mundo y Trump no. Lo único que le preocupa al Kremlin es una segunda balcanización. Y lo único que le preocupa al magnate norteamericano es no poder lograr un golpe de opinión. Mientras tanto, China sigue mirando los toros desde la barrera. Continuará…

 
 
 

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