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HAY QUE HABLAR CON TRUMP EL MISMO LENGUAJE

  • garcesbjorge
  • 6 abr
  • 3 Min. de lectura


Jorge Garcés B.

 

 


La Tierra llevaba 50 años escuchando a Estados Unidos pontificar sobre la libertad económica, el libre mercado y la globalización hasta que el presidente Trump le impuso un arancel mínimo del 10 por ciento a todos los países del planeta. Trump desglobalizó al mundo en un día con el objetivo de reindustrializar a Estados Unidos y postergar la victoria comercial de China. En otras palabras, Estados Unidos se replegó para tratar de volver a ser una economía manufacturera y más competitiva, aunque no será fácil que en Methuen, Massachusetts puedan hacer zapatos más baratos que en Wenzhou, China.

 

Lo cierto es que hasta hace unos días habían 35 países en el mundo sancionados económicamente por Estados Unidos y hoy son 185 los países sancionados. El problema es que las retaliaciones arancelarias de China, India, Corea del Sur y la Unión Europea podrían llevarnos a una recesión económica mundial. Pero la verdad sea dicha, el presidente Trump no es un socio de nadie y sólo responde a la Seguridad Nacional de su país. En todo caso, su guerra comercial ya impactó la semana pasada las bolsas de valores más importantes del mundo, afectando el bolsillo de millones de personas, aunque el “efecto Trump” también viene con muchas oportunidades de negocio.


Por ejemplo, el café colombiano podría beneficiarse del 46 por ciento de aranceles que Estados Unidos le impuso a Vietnam, porque el grano de los vietnamitas va a desaparecer del mercado norteamericano, aunque seguramente seguirá vendiéndose en Alemania, España y japón. Así hay decenas de casos más, pero como los aranceles los terminará pagando el consumidor final la rentabilidad de los negocios se van a ver afectados, porque el aumento de los precios disminuirá la demanda.

 

Por lo tanto, Colombia está en mora de solicitarle a Estados Unidos que respete el Tratado de Libre Comercio (TLC), haciendo énfasis en el artículo segundo donde reza que ningún país podrá subir los aranceles de manera unilateral o irrespetar el cronograma de grabación. El problema es que para colmo de males Colombia no tiene ministro de Comercio Exterior. La abogada Cielo Rusinque es la encargada actualmente de esta cartera, pero necesitamos adaptarnos rápidamente y aprovechar las oportunidades que ofrece el nuevo orden del comercio mundial, porque Trump prácticamente volvió a barajar el juego.

 

Por ejemplo, el petróleo y los hidrocarburos representan el 32 por ciento de las exportaciones de Colombia hacia Estados Unidos y no fueron grabados. Sin lugar a dudas, aquí habría otra oportunidad de negocio si el presidente Petro no fuera tan dogmático. Entre tanto, una guerra comercial es una guerra de precios y de precios relativos, donde el límite lo fija el salario o el presupuesto del comprador. Por eso, creería que el presidente Trump va aprovechar esta ruptura comercial para volver a negociarlo todo y como una especie de Big Bang reinventar el mundo del comercio internacional.

 

De tal manera, que si yo fuera Colombia me concentraría en las siguientes tres tareas: no retaliaría bajo ningún punto de vista; comenzaría a buscar nuevos mercados, aunque eso me tome varios años y solicitaría un diálogo lo más rápido posible con la administración Trump para abordar el Tratado de Libre Comercio (TLC), pero sin descuidar la desertificación que se viene en el mes de septiembre y en la que entiendo el embajador Daniel García-Peña ya está trabajando.

 

Colombia necesita comenzar a entender cuál es su nueva realidad en materia de comercio exterior y comenzar a hacer proyecciones. Por lo tanto, no me parece descabellada la idea de construir un bloque latinoamericano para negociar con Estados Unidos los asuntos de seguridad, migración, drogas y la injerencia de China en la región, pero a cambio de cero aranceles. Hay que hablar con Trump el mismo lenguaje.

 

Ahora bien, esta apuesta multilateral debería tener en cuenta los siguientes escollos: el multilateralismo se encuentra en crisis. Se acaba de inaugurar un megapuerto de China en Perú. Y Brasil asumió la presidencia de los BRICS el primero de enero de 2025. Esto significa que sería muy difícil por no decir imposible que Lula fuera el líder del bloque. Perú estaría entre la espada y la pared. Y como el presidente Petro no sabe unir o tejer relaciones sanas y recíprocas el presidente de Chile debería ser el encargado de coordinar la avanzada diplomática y comercial.

 

LANZA LLAMAS:

 

Le creo a la secretaria de Seguridad de Donald Trump cuando dice que durante su visita a Colombia el presidente Petro criticó durante media hora al gobierno de Estados Unidos y luego dijo que los criminales del “Tren de Aragua” necesitan más amor y comprensión por parte de todos nosotros.

 

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