AQUELARRE
- Jorge B
- 12 jul
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Jorge Garcés B.
Según Guarumo, si el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay se recupera del atentado y decide continuar participando en la contienda electoral sería el próximo presidente de Colombia. De lo contrario, el país necesita un líder como Germán Vargas Lleras, pero su candidatura también depende de que pueda superar algunos quebrantos de salud. Germán Vargas Lleras es el único capaz de resistir la embestida que se avecina si el candidato del petrismo pierde las próximas elecciones presidenciales. En otras palabras, la estrategia político electoral de Gustavo Petro será decir que no lo dejaron gobernar y encabezará una oposición feroz, sin cuartel y sin misericordia.
Claro está, si hay elecciones presidenciales, porque no hay certeza o certezas sobre la posibilidad de poder celebrar este certamen democrático el próximo año. Por eso, necesitamos el liderazgo de los expresidentes, especialmente el de César Gaviria y cuanto antes. Mientras tanto, ideas como la de Alfonso Gómez Méndez, de abolir el fuero presidencial hay que estudiarlas, pero ya. Ahora bien, si Miguel Uribe Turbay o Germán Vargas Lleras no pueden o no desean participar en las presidenciales, Mauricio Cárdenas y Humberto de la Calle son la mejor alternativa para el país (cualquiera de los dos).
Pero noto a Colombia medio dormida y cayendo en la sobresimplificación de la situación política, porque a Gustavo Petro no lo vamos a atajar haciendo marchas cada cuatro meses. El activismo de hoy se hace en las redes sociales y es allí donde se deben sumar buena parte de los esfuerzos de la oposición democrática. No obstante, sin un líder al frente no hay organización, movilización ni redes sociales que valgan.
En las redes sociales se construyen las narrativas de hoy. Me refiero a un lugar con un lenguaje común que construya la unión alrededor de pequeñas victorias o grandes problemas y donde se incluyan a personas que no necesariamente piensan igual. Sin embargo, el aquelarre debe ser terrenal. Me explico: debemos tratar de ser menos abstractos (mea culpa), como, por ejemplo, cuando hablamos de instituciones y democracia en vez de hablar de seguridad ciudadana, la atención en el puesto de salud o el bolsillo de los colombianos.
Por otra parte, hay que evitar caer en las trampas de la violencia y responsabilizar al presidente de la República de la vida de quienes lideran la oposición democrática. Eso sí, Gustavo Petro debe terminar su mandato el 7 de agosto de 2026, ni un segundo antes. De lo contrario, estaríamos facilitándole las cosas al petrismo para que utilice la fuerza o deslegitime a la oposición democrática. Por lo tanto, estoy convencido que no debemos seguir abusando de las marchas, aunque en caso de no haber elecciones presidenciales, las marchas deben ser pequeñas y no masivas e incluir pueblos y ciudades intermedias para que la represión no pueda ser eficaz o logre su objetivo.
Cabe agregar, que en caso de recuperar el poder en el 2026, el próximo presidente de Colombia tendrá la tarea de organizar nuevamente a la nación y convertir su mandato en una especie de gobierno de transición para evitar que el petrismo vuelva en cuatro años a acabar con todo. No obstante, lograrlo será muy difícil, porque en las transiciones la ´luna de miel´ dura poco y por eso el nuevo mandatario se verá obligado a dar resultados desde el día uno de su gobierno.
Luego, es probable que el presidente Petro no reconozca la derrota de su candidato en las próximas elecciones presidenciales, dada su obsesión con el 19 de abril de 1970, aunque también es posible que su candidato Daniel Quintero Calle gane las elecciones y termine de hacer la tarea, cerrando el Congreso y llevando a cabo una constituyente, a pesar de las investigaciones en curso y las denuncias que hay contra él. En tal caso, Colombia deberá inmediatamente paralizar las actividades económicas más importantes del país para disminuirle las fuentes de recursos al tirano.
Por eso, no es gratuito que el Gobierno Nacional se siga haciendo el bobo confundiendo el servicio logístico de un operador privado (Thomas Greg & Sons), encargado de llevar el kit electoral hasta el último rincón de Colombia, con el conteo de votos por parte de jurados, jueces y delegados. Cuántas veces hay que explicarle al presidente Petro que un software no es el que cuenta los votos en Colombia. Dicen que el que las hace se las imagina o ya olvidamos la célebre columna del escritor Héctor Abad. “Recuerdo cuando mi amigo Carlos Gaviria me contaba, con ira, de cómo Petro cambiaba las actas del Polo, por la noche, para poner lo que no se había resuelto. Un tramposo”.
LANZA LLAMAS:
La nueva ley que restringe las encuestas electorales también restringe el libre acceso a la información o el derecho a la información. La Corte Constitucional seguramente tendrá que revisar esta ley, porque se trata de un derecho fundamental.
SEMANARIO LA LLAVE:








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