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ALGO NO ESTÁ MARCHANDO BIEN


Jorge Garcés B.


 

Las marchas del 21 de abril no tuvieron dueño y, aunque marcharon personas de todos los espectros políticos, la derecha salió fortalecida. Marchar de vez en cuando es saludable para las democracias, pero cuando se abusa de las marchas se debilita el sistema democrático. En otras palabras, cuando se gobierna y se ejerce la oposición a través de marchas es, porque algo no está marchando bien.

 

Lo cierto es que hay un evidente descontento y un incontrovertible malestar hacia Gustavo Petro. Ojalá el gobierno transforme esta situación en una oportunidad para construir acuerdos, especialmente en el Congreso; porque de no entender y asimilar el mensaje del 21 de abril, muchos de los que hoy rodean al presidente Petro lo van a dejar solo, porque no se van a enterrar políticamente con él. Entre otras cosas, porque no es una casualidad ni un asunto del azar, que se haya aprobado el primer debate sobre el transfuguismo en la Cámara de Representantes.

 

De tal manera que, la expresión democrática del 21 de abril demostró una enorme fuerza ciudadana y fue un hecho político importante, pero no sólo por el número de personas que marcharon, sino por el efecto político que contiene. Estamos ante un genuino reclamo para que, por ejemplo, las reformas que quiere impulsar el gobierno sean racionales, sensatas y que dejen a un lado los radicalismos.


Otro reclamo latente sigue siendo la casi nula ejecución presupuestal para materializar el proyecto político del gobierno, que después de casi dos años nada que arranca y nada que es capaz de construir consensos. Entre los sectores con más baja ejecución están agricultura y vivienda, demostrando, por un lado, la inexperiencia técnica del progresismo y por el otro lado, que los funcionarios del gobierno no saben cómo funciona el Estado y el ordenamiento jurídico para aterrizar, por ejemplo, el Plan Nacional de Desarrollo (PND).

 

Aplicar el PND no es fácil, pero si se pudo llevar a “Cien años de soledad” a Netflix y plasmar en imágenes al “realismo mágico” de Gabo, el Gobierno Nacional no tiene excusas ni nada que lo justifique. En ese orden de ideas, algunos analistas comienzan a plantear que el actual gobierno es de “transición”, debido a su deficiente gestión política, carente de una tecnocracia progresista e incluso falto de madurez democrática. Mejor dicho, que la izquierda está aprendiendo a gobernar.

 

Ahora bien, Colombia ha tenido gobiernos malos en su historia política reciente, pero pocos gobiernos tan peligrosos. El primer mandatario no está leyendo bien el actual estado de cosas. Pareciera que los fríos salones de la Casa de Nariño lo estuvieran dejando solo con la narrativa del odio y la lucha de clases, como si existiera “un constituyente primario bueno y un constituyente primario malo”.

 

Así que, preparémonos para un presidente que se va a dedicar los próximos dos años a hacer tres cosas. A hacer campaña política. A implementar el cambio a la brava. Y a defenderse de las acusaciones por la presunta violación de los topes de su campaña, del supuesto ingreso de dineros calientes a la misma y hasta de lavado de activos. Cabe agregar, que la ley dice que ya no importa si el candidato sabía o no sabía sobre los delitos que se cometan en la campaña política.

 

Otro punto para señalar sería que, el presidente Petro sacó un poco más de 11 millones de votos, pero debería gobernar para más de 50 millones de colombianos. Es decir, que los que no votaron por él también deberían ser tenidos en cuenta en su plan de gobierno. Afortunadamente el jefe de Estado plasmó en un mensaje extenso en la red social X lo siguiente. “Yo, aquí no estaré más allá de agosto del 2026, pero el mandato popular me lleva a no estar ni un día menos”.

 

Por lo pronto, el presidente Petro ya anunció que se va a subir al bus de los trabajadores el próximo Primero de Mayo. El jefe de Estado necesita el protagonismo del Día Internacional de los Trabajadores para poder medir fuerzas con las marchas del 21 de abril, aunque esto signifique dividir a los obreros de Colombia en una fecha que es sagrada para ellos.

 

LANZA LLAMAS:

 

A la constituyente no le conviene un Congreso aprobando reformas, un Estado que funcione y mucho menos un gobierno que ejecute “como Dios manda” su programa.

 

DOCUMENTO AUDIOVISUAL COMPLEMENTARIO:

 

ALGO NO ESTÁ MARCHANDO BIEN

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