QUIÉN GOBIERNA A COLOMBIA
- garcesbjorge
- 22 mar
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Jorge Garcés B.
El presidente Gustavo Petro no es un gobernante en realidad, sino un revolucionario orgulloso de haber sido un militante del M-19. Sin embargo, sus movilizaciones sociales no han sido espontáneas, porque a las bases que activa decretando días cívicos, firmando contratos con las organizaciones indígenas y regalando tamales se les está cayendo el sistema de salud encima. De cualquier manera, el discurso del primer mandatario hace mucho tiempo dejó de ser democrático, porque le incomodan las instituciones, la prensa, los alcaldes y la separación de poderes.
No obstante, este Congreso de la República le ha aprobado al gobierno de Gustavo Petro alrededor de 65 leyes; la Reforma Pensional, el Plan Nacional de Desarrollo (“Colombia, Potencia Mundial de la Vida”) y la Reforma Tributaria más ambiciosa en la historia reciente del país. El hecho es que no veo la más mínima posibilidad de que el Gobierno Nacional y la oposición lleguen a algún tipo de acuerdo para bajarle a la polarización y evitar un nuevo capítulo de la violencia política en Colombia.
No quiero ser pájaro de mal agüero, pero me atrevo a vaticinar que el fin de las guerrillas marxistas-leninistas no significará el fin de la violencia política. Lo cierto es que el jefe de Estado no será quién ponga al próximo presidente en la Casa de Nariño, porque no tiene chance de vencer a la coalición de la centroderecha. Pero seguramente se dedicará a hacer una oposición feroz e intentará incendiar al país, aprovechándose de la crisis política, fiscal, de salud y de seguridad que tendrá que enfrentar el próximo gobierno.
Esto lo sabe la clase política, porque en las calles la gente se está empezando a agitar tanto como en las redes sociales y, porque no hay diálogo de ningún tipo y sólo hay dos extremos políticos deslegitimándose mutuamente. Es decir, que la confrontación política está cerca de trasladarse de los edificios en el centro histórico de Bogotá a las principales ciudades de Colombia. Por eso, “es una paradoja o una maravilla” (Cicerón) que el momentum político haya convertido a los representantes del statu-quo y del Establecimiento en los mejores guardianes de la democracia; todos en vigilia y esperando juiciosamente a que se termine cuánto antes el mandato del presidente Petro el próximo 7 de agosto de 2026.
La verdad sea dicha, Gustavo Petro está intentando cambiar la política económica del país y la oposición se resiste a un cambio tan intempestivo y radical. Entre otras cosas, la salida del ministro de Hacienda, el señor Diego Guevara y de buena parte del equipo de Planeación Nacional deja en evidencia que el jefe de Estado sigue sin entender que la economía es la administración de recursos escasos y que decirle “no” al presidente es lo más valioso que puede hacer un ministro de Hacienda.
Por lo tanto, si el déficit fiscal se dispara, el peso se devaluaría, la inflación aumentaría, encareciendo el costo de vida y el Banco de la República no podría reducir las tasas de interés. En todo caso, sería una lástima que esto sucediera, porque la economía ha sido una de las pocas cosas que históricamente se han manejado bien. Entre tanto, ¿quién gobierna a Colombia por las mañanas?, como lo pregunta la periodista María Alejandra Villamizar.
LANZA LLAMAS:
Hace unos días escuché la frase que mejor describe al diez, una posición y un tipo de jugador en estado de extinción para el fútbol moderno. “Yo me hago donde no hay nadie y luego se la paso al que está solo” …
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