Jorge Garcés B.
Colombia necesita hacer tres cosas urgentemente: comenzar a cumplir el acuerdo de paz con las Farc. Materializar el Plan Nacional de Desarrollo (PND) en los territorios y convertir a la Constitución de 1991 en una realidad. Para ello no es necesario una constituyente ni salirse del marco constitucional. Más bien, concentrémonos en la crisis de la salud, en la situación de orden público, transformemos el ruido político en certezas legales y enfrentemos los miedos desenmascarando al chantaje político.
Entre otras cosas, el gobierno no tiene tanto pueblo como se ufana y hay un segmento considerable de la izquierda muy descontento, porque el cambio está descuadernando al país y prácticamente todos los indicadores pueden dar fe de ello. De tal manera, que la resistencia política al cambio está creciendo y el capital político del presidente está disminuyendo, aunque Gustavo Petro culpe de todo lo malo a la derecha y al Establecimiento.
Mientras tanto, es evidente que los ceses al fuego fortalecieron a los grupos armados ilegales. El Suroccidente del país se encuentra hoy en máxima alerta y Cali se convirtió en la sucursal financiera del Estado Mayor Central, según lo advierte el exdefensor del pueblo Carlos Camargo. Simultáneamente, la región del Pacífico es hoy el lugar con mayor homicidios y secuestros del país, el segundo con más extorsiones y el tercero con más líderes sociales asesinados.
Entonces, es un hecho que la Paz Total está debilitando a las Fuerzas Armadas, mientras los grupos armados ilegales expanden su control territorial y social sobre las poblaciones. Ahora bien, ya que el Gobierno Nacional piensa negociar con el señor Iván Márquez y la Segunda Marquetalia, hay que dejar en claro lo siguiente: cualquier negociación con el señor Márquez y su grupo armado ilegal debe hacerse desde la lógica del sometimiento a la justicia, pero individualmente, porque no existe una ley de sometimiento y, porque él fue firmante del acuerdo de paz con el Estado de Colombia a finales del 2016 e incumplió lo pactado; sucumbiendo ante la trampa que le tendieron los norteamericanos y el exfiscal Néstor Humberto Martínez de ganarse una plata fácil con un supuesto cargamento de drogas. Esto no es “santanderismo”, sino simplemente seguridad jurídica y “fuerza de ley”.
Por otro lado, la agenda con el ELN parece realismo mágico y debería ser una “cuestión de método”. En cuanto a la negociación con el Estado Mayor Central, todo en sí mismo es una evidente fragmentación de cosas. Sin embargo, esta situación tan absolutamente caótica no es fortuita y creo que responde a una estrategia del gobierno para eventualmente forzar a una constituyente; donde la Guardia Indígena, la Guardia Campesina, el Congreso de los Pueblos y la Primera Línea, sean las bases del gobierno y las organizaciones sociales encargadas de presionar en las calles la modificación estructural del sistema.
Algunos están siendo instrumentalizados, pero otros saben muy bien lo que están haciendo. Se está reconfigurando la lucha por el poder en Colombia, mientras no se hace una sola carretera nueva ni se construye una sola casa de interés social. Por si fuera poco, el jefe de Estado aceptó antes de ayer que el gobierno se encuentra desfinanciado. Según el exministro Mauricio Cárdenas, esto se debe a que hicieron mal el presupuesto.
No obstante, el Establecimiento está a la defensiva y tratando de unirse para enfrentar una estrategia que pareciera llevar décadas elaborándose. Me atrevería a decir, que en la mística de los frentes culturales está la próxima jugada. La guerra es contra la violencia ideológica y contra el control de las rentas ilegales, pero la “batalla es cultural” y no estoy tan seguro de si los colombianos estamos a la altura del conflicto.
LANZA LLAMAS:
Se viene la Copa América y el fútbol es el juego de los conflictos menos importantes. Es elemental, primario y en realidad no tiene mucho sentido. Incluso sirve para conspirar o como una droga que dura 90 minutos. El fútbol es una mezcla entre pueblo y magia y tiene la cualidad sobrenatural de unir a los colombianos.
DOCUMENTO AUDIOVISUAL COMPLEMENTARIO:
LA PRÓXIMA JUGADA:
Petro quiere elevar una guerra de ideologías contra Uribe. Esperemos que el ex Presidente no caiga en esa trampa. Colombia necesita vivir la era Petro. Dios nos proteja