Jorge Garcés B.
Desde que Hamas asesinó a más de mil judíos hace 15 días aproximadamente, el presidente Petro ha trinado más de 100 veces en contra de Israel. Lo cierto es que la posición del primer mandatario no concuerda con la tradición de Colombia en materia de política exterior y mucho menos con nuestra postura frente al conflicto entre Israel y Palestina; aunque la verdad sea dicha: a nadie le importa lo que opina el presidente de Colombia sobre lo que pasa o no pasa en el Medio Oriente.
Lo sensato sería condenar el terrorismo sectario de Hamas y condenar la respuesta militar de Israel por el uso desproporcionado de la fuerza; afectando a miles de palestinos indefensos que hoy se encuentran sin agua, comida, gasolina, medicinas, electricidad y encerrados en una de las zonas más densamente pobladas del mundo: la Franja de Gaza. Dicho de otro modo, Israel tiene derecho a la legítima defensa, pero su respuesta militar debe ser proporcional y acorde al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Ante semejante crisis humanitaria y el DIH literalmente bombardeado, más de uno le ha solicitado al jefe de Estado equilibrio y tener en cuenta los intereses del país, porque hubiera sido preferible no tomar partido, bajo el entendido de que ninguna guerra es justa.
Mientras tanto, nadie sabe dónde está la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores ni para qué sirve. Y nadie tampoco sabe dónde está la academia para que Petro deje de simplificar un conflicto histórico y religioso, tan complejo y peligroso para el mundo entero. Gustavo Petro debería recordar que representa a más de 50 millones de colombianos y que no puede ser tan “primitivo” e ingenuo de caer en la trampa o en los “anzuelos” de redes sociales como X. Lo inteligente hubiera sido que Colombia se alineara con Naciones Unidas y no junto a Irán, Nicaragua y Venezuela.
Porque estoy seguro de que esta ruptura diplomática tendrá efectos a mediano plazo en la política doméstica, aunque Petro se haya reunido con los embajadores de Israel y Palestina. Israel junto a Estados Unidos, por ejemplo, son nuestros mayores proveedores en Seguridad y Defensa. Además, importamos de ambos países mucho más de lo que exportamos. En otras palabras, Colombia necesita más del apoyo de Israel y Estados Unidos que ellos de nuestras materias primas.
Por si fuera poco, la cancillería, por momentos, pareciera estar defendiendo más el ego del presidente Petro, que los intereses más legítimos y genuinos del país. Ahora bien, si me lo preguntaran, el canciller Álvaro Leyva ha sido un desastre, porque sabe más de “paz” que de relaciones internacionales.
Por otro lado, es evidente que en una guerra la verdad y la justicia son lo primero que se pierde, precisamente para deshumanizar al contrario. Así que, en aras de la justicia y la verdad, ni Hamas o la Autoridad Palestina han sabido representar a su pueblo y su legítimo derecho de vivir en paz y tener un Estado propio.
De cualquier manera, es evidente que existe un divorcio entre la sociedad civil internacional y su solidaridad con los palestinos que están siendo masacrados en Gaza y las potencias occidentales, particularmente Estados Unidos, que ha manifestado su apoyo irrestricto a Israel. Por lo pronto, la ayuda humanitaria en Gaza es casi nula y la posibilidad de dos Estados que no se maten entre sí cada vez es más lejana.
El problema es que para algunos el “orden mundial” se está reconfigurando y para otros lo que ocurre es que se encuentra en disputa. Lo cierto es que estamos viviendo una especie de transición en varios frentes: por un lado, tenemos a Israel y a Palestina con Irán y su teocracia nuclear detrás. Por otro lado, está la guerra entre Rusia y Ucrania. También está la posible invasión de China a Taiwán en cualquier momento. Y, por si fuera poco, está Corea del Norte y “el hombre cohete” bajo el auspicio de China y Rusia, limitando peligrosamente con el mar de Japón y Corea del Sur.
Esto significa que Ucrania está perdiendo protagonismo, favoreciendo a Rusia y a China, y dejando a Estados Unidos en un gran problema. Además, es altamente probable que la entrada de las tropas de Israel a Gaza termine siendo tan costosa como lo que le ocurrió a Estados Unidos después del 9/11. Para concluir: tal y como están las cosas, pareciera que la historia comenzó hace 15 días y no después de la Segunda Guerra Mundial o con la aparición de la escritura hace 5 mil años en el Golfo Pérsico.
LANZA LLAMAS. Argentina necesita un vuelco. No puede ser que la pobreza haya aumentado un 40 % y la inflación un 140 % en los últimos 12 meses.
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