LA GEOPOLÍTICA SE COMIÓ A ESTADOS UNIDOS

Jorge Garcés B.

La economía puede llevar al mundo a una confrontación bélica. Por lo pronto, nos está llevando a una guerra comercial. Lo cierto es que la pugna mercantil entre Estados Unidos y China hará que unas economías se estanquen y que otras aprovechen la oportunidad de que Xi Jinping y Trump van a necesitar aliados.

China entendió el juego capitalista de Occidente hace 50 años e invirtió en educación, cadenas de suministro, infraestructura y tecnología. Por eso, tiene una mano de obra barata, pero calificada. Mientras tanto, Estados Unidos descuidó todo lo anterior, especialmente desde la Guerra del Golfo a comienzos de los años noventa.

Mejor dicho, la geopolítica se comió la economía norteamericana después de ganar la Guerra Fría y eso explicaría porqué la guerra comercial desatada por Trump es más sobre poder y seguridad que sobre economía. De cualquier modo, la soberanía económica representa hoy el fin de la globalización o al menos la reestructuración del nuevo orden del comercio mundial. Por lo tanto, lo que estamos presenciando son políticas de choque y el regreso de los nacionalismos por el liderazgo del planeta.

Sin embargo, algunos analistas plantean que el libre mercado y “la mano invisible” de Adam Smith nunca existieron plenamente en realidad. Otros argumentan que es mejor una guerra arancelaria que nuclear. En todo caso, será más interesante ver lo que ocurra al interior de Estados Unidos que afuera, porque China aprendió de los errores de la antigua Unión Soviética y posteriormente de los estadounidenses cuando se creyeron los dueños del mundo.

Lo paradójico de todo este asunto es que Rusia es un aliado de China y Putin viene manteniendo un diálogo más o menos fluido con la Casa Blanca para reestablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países. De tal manera, que todos los caminos conducen a que Rusia sea eventualmente el mediador entre Estados Unidos y China. Además, porque esta guerra arancelaria no tiene ningún sentido. El único sentido que tiene es que en el fondo ambos jefes de Estado quieren sentarse a negociar.

No obstante, otro escenario posible sería la devaluación del dólar y del yuan para que ambos países puedan sortear los aranceles que se impusieron, pero una devaluación del yuan, más sus conocidas prácticas comercialmente desleales, acabaría con la economía de medio mundo, porque nadie podría competir con un yuan devaluado o en esas condiciones.

Entre tanto, lo grave no fue el desplome de la Bolsa de Wall Street la semana pasada, sino la caída de los bonos del Tesoro. China es el segundo mayor acreedor de bonos del Tesoro después de Japón, pero no le conviene venderlos, porque se reevaluaría el yuan y sus exportaciones perderían competitividad. Sin embargo, la verdadera bomba nuclear de China está en tener las mayores reservas de divisas en dólares del mundo. China tenía 3.241 trillones de dólares para marzo de 2025 y junto a Hong Kong tienen más de 4 trillones de dólares.

Por si fuera poco, ni Trump o Musk están seguros de que en el Depósito de Lingotes de Fort Knox, una bóveda fortificada en el estado de Kentucky estén las 8,133 toneladas de oro que dice el Departamento de Estado tener. Ahora bien, China está comprando menos dólares, le está coqueteando a la Unión Europea y junto a Brasil siguen con la idea de los BRICS de comenzar a desdolarizar la economía del mundo. Lo cierto es que llevamos desde el 2008 esperando la segunda Gran Depresión, como el crimen de Santiago Nasar por parte de los hermanos Vicario.

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