Jorge Garcés B.
Sin unos mínimos de violencia y unos máximos de justicia es difícil hablar de desarrollo sostenible o de Derechos Humanos. Me refiero a la trama y a las relaciones de poder entre nosotros, en los ámbitos de la economía, la política, la sociedad y la cultura, donde el hombre niega o acepta la naturaleza, incluye a la mujer o la violenta y donde construye nuevos paradigmas alrededor de la noción de género, consumo y calidad de vida o compromete el futuro de las próximas generaciones.
Porque el ser humano cuenta hoy con la tecnología suficiente para destruir el mundo pero no para sustituirlo (Hawking) y aunque el dióxido de carbono también es vida, si América Latina sigue los pasos de Estados Unidos y Canadá, el panorama sería apocalíptico. Por lo tanto, el primer paso está en reconocer la crisis social y ambiental que vive el mundo. Y el segundo paso consiste en pensar globalmente y actuar localmente para cambiar la manera de concebir al otro y a la naturaleza.
Por lo tanto, debemos replantear el concepto de utilidad y entender que la naturaleza puede ser valorada subjetivamente de distintas maneras. Ahora bien, creo que hay un problema de sobrepoblación en el mundo pero eso no explica la crisis social y ambiental contemporánea. Se trata de un sistema económico y una escala de valores que no suple la demanda ni al espíritu y que sólo enriquece a unos pocos para satisfacer su ego.
Sin embargo, no creo que una visión apocalíptica de las cosas sirva para revertir el daño causado o para cambiar el comportamiento de los últimos 100 años entre los seres humanos y la naturaleza. Por eso me inclino y me sumo a quienes recomiendan la regulación, la autorregulación, la conciencia y la pedagogía. Y más allá de la estética y la no intervención, además de corredores biológicos, es un imperativo reconocer el saber popular y la conciencia ecológica de las comunidades asentadas en los lugares más biodiversos y frágiles del planeta. Me refiero a comunidades completamente marginadas que necesitan ayuda y que sin mitificaciones o imposiciones ´´blancas,´´ con ellos es urgente trabajar. No sé si PSA (Pagos por Servicios Ambientales) o REDD contribuyan a la desigualdad, lo cierto es que hoy es más barato vivir armónicamente con la naturaleza que producir menos.
Entre otras cosas, porque la Seguridad Ambiental es hoy un asunto de Seguridad Nacional para todos los países que hacen parte de Naciones Unidas y porque su deterioro contribuye al surgimiento de nuevos conflictos. De tal manera que, la afectación ambiental ya no es sólo un problema ambiental, sino de poder. Nadie ha podido resolver el problema del poder (Foucault tampoco pudo) pero sí es posible trabajar las relaciones de poder, entre las personas y países con mayor consumo de recursos y las personas y países con otros saberes. Me refiero, por ejemplo, a la epistemología del sur, que no fue tenida en cuenta por la teoría crítica, eurocéntrica y burguesa. Es decir, por lo que hoy entendemos o denominamos como el conocimiento científico (fragmentado y excluyente) de Occidente.
BIBLIOGRAFÍA Y/O DOCUMENTOS DE CONSULTA
1. RICHARD – BIFANI, PATRICIA. ´´Algunas Reflexiones sobre la Relación Género – Medio Ambiente´´.
2. SACHS, JEFFREY. ´´La Era del Desarrollo Sostenible´´ (Introducción al Desarrollo Sostenible).
3. SACHS, JEFFREY. ´´La Era del Desarrollo Sostenible´´ (Límites Planetarios).
4. SACHS, JEFFREY. ´´La Era del Desarrollo Sostenible´´ (Cambio Climático).
5. SACHS, JEFFREY. ´´La Era del Desarrollo Sostenible´´ (Salvar la Biodiversidad y proteger los Servicios Ecosistémicos).
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