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EL MUNDO ESTÁ EN VILO

Actualizado: 25 nov



Jorge Garcés B.

 

 

El mundo está al borde de una guerra nuclear. El presidente Biden autorizó a Zelenski para que utilizara alrededor de 56 misiles inteligentes y de máxima precisión en contra de objetivos en Rusia. Los misiles de fabricación estadounidense se les conoce como los ATACMS. En Inglaterra se les identifica como los MBDA Storm Shadow y en Francia se les denomina como los SCALP EG.

 

Los misiles en cuestión no van a cambiar el curso de la guerra. Estos misiles hay que lanzarlos a una distancia de 100 kilómetros de la frontera con Rusia para que no sean fácilmente derribados por las baterías antiaéreas del Kremlin. De tal manera, que tienen un alcance real de 150 kilómetros una vez pasan la frontera ucraniana. En todo caso y como lo señalaba anteriormente, no van a cambiar la correlación de fuerzas entre Rusia y Ucrania.

 

De tal manera, que el problema no es el daño que puedan causar los misiles dentro de Rusia, sino que estos cohetes inteligentes y precisos sólo saben manipularlos satelitalmente quienes los fabrican. En otras palabras, sólo efectivos de la OTAN y especialistas que llevan años de entrenamiento saben operarlos. Por lo tanto, ha quedado en evidencia que los países occidentales se están involucrando directamente en la guerra de Ucrania.

 

Por eso, Putin cambió su doctrina nuclear y el punto más importante más o menos reza así: Rusia se reserva el derecho de responder nuclearmente en contra de los países que se sigan involucrando directamente en la guerra de Ucrania. Dicho de otro modo, seguirle probando el límite de tolerancia a Rusia es muy peligroso y la valoración costo-beneficio para Occidente debería revaluarse.

 

Recordemos que la razón fundamental de la guerra entre Rusia y Ucrania es que los ucranianos iban rumbo a convertirse en miembros de la OTAN. Rusia no quería expandirse territorialmente, sino que los países occidentales llevan por lo menos quince años arrinconándolo. Entre otras cosas, Rusia es el país más grande del mundo y no necesita de más mares ni de más tierras.

 

Lo cierto es que hacemos parte de un planeta que desde hace 80 años maneja las cosas a punta de bombazos, invadiendo países o haciendo la guerra en nombre de la democracia y de los ideales de la cultura occidental. Alrededor de 60 países han sido invadidos o atacados militarmente por Estados Unidos en las últimas ocho décadas.


Desde la Segunda Guerra Mundial, los norteamericanos mantienen tropas desplegadas en casi todos los países europeos y en Nápoles, Italia, por ejemplo, está la Sexta Flota de la Marina de Estados Unidos, junto a 15 mil efectivos más, distribuidos en las otras 14 bases militares, principalmente las ubicadas en Aviano y Sigonella.

 

El punto es que los norteamericanos tienen 800 bases militares acuarteladas estratégicamente por el mundo y están preocupados de que China tenga una y Rusia a lo sumo dos. Entonces, ¿quién es la verdadera amenaza si acaso no es la cultura anglosajona de la que hacemos parte y sus élites económicas?

 

De cualquier manera, se estima que hay entre 25 y 30 laboratorios para la guerra biológica en Ucrania. Me refiero a centros de investigación instalados por Estados Unidos, donde se manipulan peligrosos patógenos y que podrían terminar comprometidos en un eventual ataque ruso a Kiev.

 

Por otro lado, el próximo año habrá elecciones anticipadas en Alemania y todo indica que ganará el partido Unión Demócrata Cristiana (CDU). El futuro canciller Friedrich Mers hace parte de este partido y acaba de darle un ultimátum a Rusia para que detenga la invasión de Ucrania. De lo contrario, amenazó con transferirle misiles de crucero Taurus a Zelenski y con levantar las restricciones al uso de armas de largo alcance en contra de Rusia.

 

Lo traigo a colación, porque en el CDU son mil veces más antirrusos que el primer ministro Olaf Scholz. Para empeorar las cosas, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, la señora Annalena Baerbock amenazó a China con aumentarle los aranceles a los automóviles eléctricos provenientes de Asia Oriental por el suministro de drones a Rusia. Esto es una locura. Europa va hacia una segunda Edad Media y tenemos suficientes razones para estar en vilo.

 

Ahora bien, el 93 % del Internet del mundo funciona gracias a los cables submarinos de fibra óptica y sólo el 7 % restante funciona satelitalmente. Digo esto, porque nadie sabe quién está saboteando los cables submarinos de fibra óptica. Hace seis días aproximadamente Occidente responsabilizó a los chinos por supuestamente haber roto los cables submarinos de fibra óptica entre Alemania y Finlandia; más o menos por donde pasaba el Nord Stream. Es decir, el gas que Rusia le vendía a Europa Occidental antes de la guerra para que los alemanes no se congelaran en otoño.

 

Estos cables submarinos de fibra óptica pasan por puntos estratégicos del mar como, por ejemplo, el canal de Suez, el canal de Panamá, el estrecho de Ormuz, el estrecho de Malaca y al parecer hay un nuevo cable roto en el mar Báltico. Sin embargo, no está claro si los cables se rompieron por accidente o de manera deliberada. Mientras se esclarecen las cosas, vale la pena señalar que romper los cables submarinos de fibra óptica entre Estados Unidos y Europa y entre Europa y los países árabes o las monarquías petroleras del Golfo Pérsico, generaría un problema sin precedentes para Occidente. Internet es el mejor ejemplo de que todos dependemos ya de todos, aunque unos más que otros.

 

Es importante señalar esto, porque Rusia tiene muchas opciones a la mano para una eventual guerra con las potencias occidentales y no necesitaría hacer un sólo disparo. Esto no quita que estemos viviendo los dos meses más peligrosos de la historia reciente, porque Biden no manda y Trump todavía no es el presidente de Estados Unidos en ejercicio.

 

Hoy más que nunca el Estado profundo está gobernando y moviendo los hilos de la política exterior norteamericana. Para ellos los presidentes van y vienen, pero como ellos permanecen, entonces creen que el mundo les pertenece. Por eso, no sería descabellado pensar que el Estado profundo fue quien le puso la cascarita de los misiles a Trump. Lo cierto es que nos estamos acercando a una guerra nuclear y Trump no la tendrá nada fácil para detenerla e impedir las ganancias multimillonarias de BlackRock y J.P. Morgan en la reconstrucción de Volinia Occidental (Ucrania).

 

Por otra parte, en el análisis prospectivo existe lo posible, lo probable y lo deseable para dilucidar posibles escenarios en las relaciones internacionales. Dicho esto, es posible que China influya para que Putin demuestre sensatez y actúe como un estadista. Sin embargo, es probable que estemos al inicio de la Tercera Guerra Mundial, aunque sería deseable que Trump, una vez acceda al poder en enero 20 de 2025, hable con Putin y supere las trampas que le puso el Estado profundo.

 

Trump podría arreglar este problema con una llamada telefónica a Putin, pero el verdadero problema no es Rusia, sino China. Entre otras cosas, porque Ucrania hace tiempos perdió la guerra. La mitad de los ucranianos huyeron del país. Un millón de hombres ucranianos han muerto en la guerra y como no hay más varones para ingresar al ejército, Zelenski está reclutando mujeres.

 

Por eso, hace meses vengo advirtiendo que Occidente hace rato perdió la guerra de Ucrania y ahora en los planes de Rusia está repartírsela de la siguiente manera: los rusos se quedarían con la parte ocupada hasta llegar a Odesa, la tercera ciudad más grande del país y el resto de Ucrania se lo repartirían entre Polonia, Hungría y Rumania. En otras palabras, Ucrania está condenada a desaparecer por miserables 56 misiles que no iban y no van a cambiar en nada el rumbo de la guerra.

 

Como se puede ver, hay un clima belicista en el mundo entero y los países se están preparando para una eventual guerra nuclear. Estados Unidos, Holanda, Italia, España y Grecia decidieron cerrar sus embajadas en Kiev, porque tras el incidente de los misiles ahora Rusia va por todo. Sin embargo y para recapitular, no perdamos de vista que el verdadero enemigo para Estados Unidos es China. El problema es que en un eventual conflicto bélico con los chinos el 62 por ciento de los jóvenes estadounidenses no estarían aptos para la guerra, porque sufren de obesidad y la mayoría de los jóvenes sanos huirían hacia Canadá.

 

Por otra parte, China acaba de inaugurar el puerto de Chancay para establecer una línea directa entre Perú y los principales puertos asiáticos. Yokohama, Busan, Nasoya, Shanghái, Keelum, Filipinas, Hong Kong y Singapur. Al mismo tiempo, el puerto de Chancay conectará a Perú con Sídney, Wellington, San Vicente, Valparaíso, Buenaventura, Manzanillo, Los Ángeles; y Brasil, por ejemplo, ya no necesitará del canal de Panamá.

 

Entonces, queda claro que China quiere dominar los mares comercialmente, porque Estados Unidos los domina militarmente. No obstante, China no se está acercando a América Latina porque sí. Los chinos quieren invadirnos con sus productos y podrían terminar destruyendo nuestras economías si no comenzamos a darle valor agregado a las materias primas. Los chinos vienen a competir. La única diferencia con Estados Unidos es que a ellos no les importa cómo se gobiernan los países. Es decir, que les da igual hacer negocios con una dictadura de izquierda o con una plutocracia.


Lo cierto es que la historia de la humanidad y sus culpas no se resolverán con un periodo de guerra y dolor. Ninguna redención vendrá después de una guerra nuclear y debemos tener en cuenta esto para entender lo que está pasando en Gaza, Beirut o Kiev. Mientras tanto, los mismos que piden no enviarle más armas a Israel, le acaban de enviar minas a Ucrania. Continuará…

 

LANZA LLAMAS:

 

Llegó a Cali la librería “María” del Fondo de Cultura Económica de México (FCE) y me cuentan que la librería Lerner también viene en camino para enseñarnos que los libros son más poderosos que las armas.

 

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