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EL CONFLICTO ESTÁ VIVO

Jorge Garcés B.


El debate sobre los orígenes o sobre la multiplicidad de causas de un conflicto armado nunca se cierra (Pécaut). Además, se dice que lo primero que se pierde en una guerra es la verdad. Por lo tanto, nada más contraproducente que repetir la historia oficial o perseguir una única verdad y esa fue la tarea de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas (CHCV)[1]: reconstruir la verdad histórica del conflicto armado en Colombia desde diferentes puntos de vista.


Gustavo Duncan y Francisco Gutiérrez Sanín, optaron por estudiar el conflicto armado en Colombia, a partir del Frente Nacional. Pécaut, escogió como punto de partida la República Liberal de los años 50 del siglo XX. Sergio de Zubiría, prefirió ubicarse desde los primeros conflictos agrarios de los años 20 del siglo pasado. Y María Emma Wills, desde la formación del Estado-Nación. Es decir, desde el nacimiento de los partidos Liberal y Conservador.


Pécaut considera que la pugna por el poder entre liberales y conservadores fue tan sectaria y excluyente, que terminó fomentando la violencia e impidiendo la integración nacional. Para Duncan, la histórica exclusión en Colombia no explica por completo el conflicto. Él sugiere que la exclusión interactúa con otras variables como la criminalidad; alterando las relaciones de poder entre el centro del país y las regiones, entre élites legales e ilegales. De tal manera que, la “exclusión, la insurrección y el crimen”, se convirtieron en un modus vivendi.


Por otra parte, Francisco Gutiérrez Sanín, encuentra continuidades, discontinuidades y rupturas desde los años 20 del siglo pasado hasta la época de La Violencia. Y Sergio de Zubiría, plantea que, durante el Frente Nacional, el Estado se convirtió en una especie de mediador entre intereses particulares y gremiales. Según Pécaut y Gutiérrez Sanín, el Frente Nacional hizo que el conflicto armado tuviera un declive y que el Estado fuera contradictoriamente más abierto y participativo.


Y las Farc fueron el resultado de una homogenización fallida, desde que el Estado Republicano reprodujo la exclusión política, económica, social y étnica del Estado Colonial. Desde entonces, la identidad cultural de Colombia ha sido la violencia. Por eso gran parte de la violencia de hoy, se debe a la ausencia de una identidad nacional. Estamos hablando de 400 años de exclusión e inequidades, desde que las discusiones eran alrededor de si los indígenas eran seres humanos o de si los indígenas tenían alma o no.


Lo cierto es que la concentración de la tierra; las contrarreformas agrarias; el statu-quo, propio del Establecimiento; un sistema político excluyente, represivo y cerrado; la ausencia histórica del Estado en gran parte del territorio nacional; la negación del otro por parte de un bipartidismo exacerbado; el exterminio de todo un partido político como La UP y una lista sinfín de factores endógenos y exógenos, pueden dar cuenta de por qué Colombia pasó de las gallinas de Tiro Fijo, a seguir siendo un Estado premoderno y feudal.


BIBLIOGRAFIA:


1. “Contribución al entendimiento del conflicto armado en Colombia”. Comisión Histórica del conflicto y sus Víctimas. PP. 1-809. Febrero de 2015.


2. Gutiérrez Sanín, F. (2001). Inequidad y violencia política: una precisión sobre las cuentas y los cuentos. Bogotá: Análisis Político, No. 43, mayo/agosto, pp. 61-82.


3. Gutiérrez Sanín, F. (2006). Criminales y Rebeldes: Una discusión de la economía política del conflicto armado desde el caso colombiano. Medellín: Estudios Políticos N 24 pp 37-71.


4. Gutiérrez Sanín, F. ¿Una Historia Simple?


5. “¡Basta Ya!” Colombia: Informe General Grupo de Memoria Histórica. Capítulo II.



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